Isco descifra a Osasuna

No se amilanó el Madrid en un partido bravo y se ganó una alegría más en su dirección hacia el título de Liga. La crudeza de Osasuna, un rival vibrante y de alto ritmo, le importunó hasta que entendió cómo hacerla frente. El inicio abrumador del conjunto rojillo abrasó al Madrid a base de una presión salvaje de su rombo defensivo con Brasanac como locomotora principal. Casemiro, Valverde y Modric recibían siempre encimados, con jugadores de Osasuna atentos a la cobertura dejando escasas líneas de pase abiertas. Actuando de espaldas, sin apenas opciones de giro, una pérdida del centrocampista uruguayo derivó en la jugada del córner acabado en gol por Unai García. El Madrid colisionó con la estructura de Osasuna y tardó en comprender dónde estaban las vías de fuga del equipo de Arrasate, disminuido por la lesión del enérgico Moncayola.

Lo hizo a partir de Isco. El malagueño se movió con agilidad en las zonas vacías que permite el sistema táctico de Osasuna. A los lados de los centrocampistas, esperando su intervención con la calma necesaria para no ocupar territorios que sólo hubiesen enredado más la circulación, Isco fue la solución del Madrid y el mal de Osasuna. Desde su aportación cambió el rumbo del encuentro, junto a un Modric afinado y expansivo. Los de Zidane también se estiraron a través de Carvajal y Mendy —62 y 41 pases buenos, respectivamente—, superiores en los uno contra uno con los laterales rojillos, muy solos en ese rombo de Arrasate si los centrocampistas llegan tarde a las ayudas por demérito propio o mérito rival. El Madrid tomó cada porción del campo y evitó cualquier desliz con Casemiro como armadura —12 recuperaciones— en otra tarde en la que acreditó su envergadura futbolística. En un encuentro trabajoso acabó goleando y quitó otra fecha al calendario. La Liga no es la Copa.

El espacio abierto

La presión de Osasuna busca llevar al adversario a la banda para ahogarlo ahí. El Madrid mueve el balón con rapidez e Isco aguarda, sin vigilancia cercana, en el lugar que tocaba para armar la transición que él mismo remató.