La salvación del Pucela no es sólo cosa de Ben Arfa

Hagan el ejercicio: imaginen que hace 20 meses alguien les dice que hoy el presidente del Real Valladolid iba a ser Ronaldo y, Ben Arfa, su fichaje estrella para buscar la salvación. No se lo creían, ¿verdad? Pues así es: el díscolo astro francés tiene la responsabilidad de mejorar a los blanquivioletas donde más falta hacía, de tres cuartos hacia adelante. Con buenos mimbres se hacen buenos cestos, diría aquel, y si el francés viene (como parece) con ganas de sumar y reengancharse a la profesión, habrá mucho camino andado: en forma, es un futbolista de una talla mundial, inalcanzable para el Pucela. 

Buena parte de las aspiraciones del conjunto de Sergio González pasarán por sus botas. El técnico debe ser capaz de conectar y entender al galo, aunque, como siempre le gusta resaltar, y como desde el vestuario hacen notar, alcanzar el objetivo es cosa de todos. Flaco favor haría nadie pensando que por el mero hecho de haber fichado a Ben Arfa la permanencia será una cosa de niños, más aún si se tiene en cuenta que su carácter es bastante peculiar. También el equipo tiene por delante el reto de hacer que su adaptación sea completa y temprana. La suya y la de quien esté por venir, porque las últimas horas del mercado de fichajes dejan la puerta abierta a más llegadas. Eran necesarias; todo el mundo se está reforzando y con el bloque podía no llegar. Elevado el nivel del plantel, la competitividad también debería ser mayor.