La Triple Corona

Tengo la suerte de trabajar con Ponseti. Un forzudo del buen rollo y energía que en 'Carrusel Deportivo' nos traslada su devoción por los Sainz. Lo basa en la amistad, inolvidables aquellas conexiones noventeras en C+ desde cualquier confín del planeta, aquellos años en los que Carlos Sainz era el más rápido, de cuando fue bicampeón del mundo. También le escuché en la Cadena Ser roto de la emoción cuando perdió su tercer entorchado a metros de la meta final. Me da que estuvo más cerca de él en la derrota que en la victoria. Él se encargó en la radio de que supieramos, años después, el enorme mérito que supone ganar un primer Dakar, y el segundo, y el tercero. Ayer cuando estaba pensando en el artículo me llamó. Estaba orgulloso, hablamos de una cosa importante que hoy contará en la radio. Aun así creo que el día que más contento escuché a Ponse, fue la tarde que Sainz Jr. se hizo con el primer podium en Fórmula 1. Le conoce desde que era un renacuajo. El piloto que hizo tercero en Interlagos no había nacido cuando su padre volaba en Finlandia, Grecia o Nueva Zelanda. Piensen en el recorrido de esta saga. Desde la distancia me parece que parte del éxito radica en un entorno trabajador, muy sano y humilde encabezado por el mejor guardián deportivo de la familia que es Juanjo Lacalle. Eterno. Qué tipo tan simpático y cercano. Como Luis Moya, inolvidable. Después del Mundial de Rally, y el Dakar, la verdadera Triple Corona se completaría con el Mundial de F1. Si hay una buena oportunidad, Ponse está seguro de que los Sainz no la desaprovecharán.