El viejo Barça se queda sin gas en Arabia
Es difícil ver a un equipo como el Atlético tan zarandeado y, especialmente, casi de rodillas ante Messi, como esperando que llegara el fatal desenlace.
El Barça se volvió a caer a plomo en un partido a vida o muerte. Jugó bien en la primera parte, y hasta muy bien en la primera media hora de la segunda, con Messi desatado y con sangre en los ojos. Es difícil ver a un equipo como el Atlético tan zarandeado y, especialmente, casi de rodillas ante Messi, como esperando que llegara el fatal desenlace. El Barça se recuperó del 0-1, explotó bien las debilidades de Lodi y pisó el área decenas de veces con Vidal, Suárez y Griezmann amenazando a ese coloso que es Oblak. Pero el Barça se olvidó de que el fútbol se sigue jugando a noventa minutos y perpetró un cuarto de hora final impresentable en un equipo de su categoría.
Envejecido, se mostró incapaz de aguantar la última embestida del Atlético, al que había dejado con vida. Y al galope, Morata y Correa desnudaron a jugadores que sienten como una losa el paso de los años, como Busquets, o de las lesiones, como Umtiti. Al Barça se lo tragó la tierra y de poder ganar 4-1 pasó a poder perder 2-5. Ese cambio de humor, esa tremenda inestabilidad, no es de recibo en un equipo que ha hecho del academicismo su manera de vivir. El partido no sólo señaló a los jugadores, también a Valverde, paralizado. El Barça estaba jugando bien pero el equipo se estaba quedando sin piernas y lo dejó algo abandonado. Ir a Arabia y quedarse sin gas era lo último que esperaba el Barça.