Simeone, el Barça y los favoritos

No hay nada que haga más favorito al Atlético que no serlo. Bajo ese principio del cholismo se entrenó ayer el equipo en Yeda, casi en la intimidad. El único en hacerlo en el campo del Al-Ahli. Ante la mirada de cinco periodistas de siempre, todos venidos de Madrid, y un puñado de saudíes que al Cholo le preguntan por Costa. La mezcla de factores, que se perdiera el chófer que llevaba a Valverde y a Busquets a las ruedas de prensa, que en un rato comenzase el Valencia-Madrid y el tráfico horrible en la ciudad influyeron. El Barça iba a entrenarse también ahí, sobre ese césped, pero no hubiese aguantado a dos equipos un mismo día. Se lo quedó el Atleti.

Por tamaño, podría ser el Cerro. Grada baja, edificios que abrazan. El enrejado que permitía ver desde la calle cegado. A un lado, un autobús del club abandonado y calzado con piedras. Al otro, una mirada, esa que lleva Simeone en los ojos mientras ve a sus jugadores calentar. Se parece a la de 2014, cuando el Atleti le ganó este título al Madrid. Quien lo probó lo sabe. Y del Cholo ocho años son ya en el Atleti. Enfrente ahora está el Barça, al que sólo ganó en Champions, y también la posibilidad de un título. Eso es lo que le da brillo a sus ojos. Ayer aviso: "Será diferente a LaLiga". Esto es un título a dos partidos. Y al cholismo nada le hace sentirse más cómodo que saberse lobo bajo la piel del cordero.