Suena a prehistoria el funeral que protagonizó el Espanyol en Butarque el 22 de diciembre, entre el cambio de entrenador, el ‘puntazo’ del derbi (solo uno, aunque de elevado valor moral) y, ahora, el histórico fichaje de Raúl de Tomás. Pulveriza el club perico su austeridad en refuerzos, duplica el más caro de siempre y se lo juega absolutamente todo a una carta (habrá más incorporaciones, pero no ya de esta magnitud por motivos obvios) para alcanzar la permanencia. Y, visto cómo quedará la masa salarial, también la supervivencia. Es un ‘all in’ en toda regla de Chen y Rufete. Ahora o nunca.

El director de fútbol profesional, muy cuestionado en las últimas semanas, lleva junto al área técnica meses tanteando al delantero y al Benfica hasta convencerlo. Si sale bien, los 22’5 millones habrán sido una inversión inmejorable. Si no, el naufragio. Lo mismo sucede con el presidente, que rompe la fórmula de gastar la mitad de lo que se ingresa (con esto iguala las ventas del verano) pero que contempla con De Tomás, por su edad y proyección, una jugada similar a las de Borja Iglesias o Hermoso: revalorizarlo y venderlo por mucho más. Pero, ay, si no funciona, será insostenible; en Segunda habría poco menos que regalarlo.

Se trata de un fichaje de riesgo a la altura de la situación, de urgencia y solo apta para valientes, en que la clave estará en su compromiso y su aguante ante la presión: para empezar, ha elegido fichar por el colista. Agallas desde luego no le faltan a RDT.