El Atalanta no es más rival que Ajax o Chelsea
El Valencia encontraba en el mero hecho de estar en el sorteo el premio a su sacrificio durante la fase de grupos y a ese plus de madurez que ha adquirido el equipo en los últimos tiempos. A partir de ahí, sintiéndose parte de los 16 mejores de Europa, el rival que pudiera caerle en suerte importaba relativamente lo justo, porque el análisis de lo que significa para el Valencia estar en octavos va más allá de la eliminatoria. Al igual que le sucediera el curso pasado con su clasificación para la final de la Copa del Rey, su continuidad en Champions le da al Valencia otros dos meses largos de ilusión, un objetivo para exprimir su voluntad de querer llegar y a su vez un salvoconducto hacia la felicidad de sus futbolistas y aficionados que habitan en un club cuya propiedad le ha cogido el gusto a amargarse la vida por sí mismo con algunas de sus decisiones y su forma de relacionarse con su entorno.
Al Valencia se las verá con el Atalanta y su primera lectura debería ser que no es más rival de lo que lo fueron Ajax y Chelsea, a los que dejó atrás en la clasificación en su camino por las estrellas. De hecho no lo es y el Valencia bien puede asumir el rol de favorito, que de nada sirve a la hora de la verdad y menos aún a dos meses vista. Pero podía haber sido peor. El Valencia, obviamente, se benefició en el sorteo de su condición de primero de grupo (que se lo pregunten a Real Madrid y Atlético), aunque seguro que tan contentos estarán por Mestalla por el sorteo como también por Bérgamo. A fin de cuentas los italianos ni de lejos se veían en octavos cuando tenían solo un punto tras cuatro jornadas y podía haberle caído un rival con más solera. Blanquinegros e italianos nunca se han enfrentado en partido oficial y su relación hasta la fecha se limita al Trofeo Naranja de hace dos años, que se adjudicó Atalanta. Pero la Champions no es pretemporada ni el ambiente de Mestalla, donde se juega la vuelta, será el de una noche de verano.