Ganó con justicia un Atlético que viene en línea ascendente desde el partido en Turín. Los del Cholo tuvieron gran mérito a la hora de imprimir un fuerte ritmo en el segundo tiempo a pesar de jugar el miércoles en Champions, para muestra el gol de Saúl. El canterano robó en campo contrario para después de una asociación perfecta con Correa marcase un golazo impregnado en fe. Los rojiblancos de nuevo tuvieron continuidad en el juego, con un nombre propio que desde Villarreal está enseñando la botita. Joao Felix de nuevo dio claridad al juego entre líneas. El portugués ha dado un paso adelante y se ofrece mucho más en una posición en la que más me gusta, detrás del punta, teniendo libertad para que su creatividad haga que la jugada tenga más peligro. 

Me alegro del golazo de Morata, un futbolista que por trabajo merece siempre una nota alta. Debe de saber que las bajadas de los pelotazos de Oblak, el trabajo de desgaste a las defensas son muy de agradecer por parte de sus compañeros, por eso el 9 rojiblanco no tiene que transmitir ese estado de ansiedad que le hace caer mucho en fuera de fuego, ni lamentarse tanto por una ocasión perdida. Morata tiene que aprender a gestionar momentos de sequía, porque su trabajo es imprescindible para el equipo haga o no gol.