La negación del Atleti

La rareza fue que no hubiera goles. Villarreal y Atlético jugaron de tú a tú en un enfrentamiento muy abierto y movido, pero sus trastornos en la definición les dejan igual que estaban. Desde la alineación se barruntó lo que quería Calleja y también Simeone. La apuesta por Chukwueze en un duelo en el que siempre salió ganador sobre Lodi y la ubicación como delantero centro de Gerard Moreno para buscar su elocuencia en los apoyos desconcertó a un Atleti que cada partido defiende peor cerca de su área pese a las buenas maneras de Felipe y Mario Hermoso. El Villarreal juntaba a su adversario en un perfil del campo y aceleraba con cambios de lado a lado. Girada la defensa atlética, le faltó fortuna en el remate.

Simeone dio galones al cuatrivote, con Saúl y Koke en las bandas y João Félix interviniendo con sentido entre líneas. Le sentó bien al Atleti la aportación del portugués, que pecó otra vez de individualista, aunque mejor le cayó los movimientos hacia el centro de Saúl. El canterano rojiblanco es otro jugador cuando divisa el área y puede romper líneas desde la conducción. Encontró con facilidad a João —11 pases le entregó— y el Atlético tuvo poderío interior, al que se añadió su recurrente amenaza por fuera con las incorporaciones de Arias y Lodi. No se terminó de entender el cambio de posición de Saúl cuando Simeone sustituyó a Thomas más allá de la obcecación del técnico argentino en no reunir a Koke y Herrera como pareja en la medular. La entrada de Vitolo y las carreras de Morata contra Albiol también fueron motivo de desequilibrio en las postrimerías del encuentro, pero este Atlético sigue negado en los últimos metros. Le toca seguir suspirando por un gol que no llega.

La trascendencia de Saúl

Saúl supo ofrecerse en esos intervalos tan delicados para el rival en el momento de fijar la marca. Thomas atisba su soledad, el '8' recibe y descarga con un pase en profundidad para el desmarque por dentro de João, sin tino en el disparo (nueve remates desperdiciados).