Arabia, la Supercopa y las armas

España tiene 48 empresas instaladas en Arabia Saudí. 49 con Movistar, que ofrecerá en pago por visión la Supercopa de España en Yeda, a orillas del mar Rojo. Entre las corporaciones nacionales que trabajan allí están casi todas las constructoras del Ibex 35, todas ellas multinacionales de capital privado.Las áreas trabajadas van más allá del famoso AVE a La Meca y abarcan contratos para la construcción de carreteras, hoteles, refinerías, barcos... y armas. Según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, Arabia Saudí es el quinto comprador de material militar español, sólo por detrás de Alemania, Reino Unido, Francia y Turquía. El volumen total de negocio supera los 18.000 millones de euros.

Pero el revuelo, el lío, se ha armado cuando ha llegado el fútbol. La Federación es la empresa española número 50 en desembarcar en Arabia. Es un caso particular, puesto que la RFEF, en contra de una creencia errónea y ampliamente divulgada, sí recibe dinero público. En 2016, último dato referido, el 25% de su presupuesto: 18,5 millones de euros. Este simple dato obliga a la RFEF a tomar precauciones máximas, pero este es un asunto que no sólo debe regir para la Supercopa en Arabia. También para todo lo demás. Incluidas las contrataciones y los sueldos del personal. Cuando se recibe dinero público se ha de ser especialmente escrupuloso.

Viene todo esto a cuento de la que se ha montado por llevar la Supercopa a Arabia. Rubiales ya dijo que tras el acuerdo había una motivación económica. Los árabes pagarán 120 millones de euros por el torneo español. Arabia firmó el año pasado, con la mediación de la Familia Real y del Gobierno, la compra de cinco corbetas españolas por dos mil millones de euros. Pero el lío se ha montado con la Supercopa. Fútbol es fútbol, una vez más.