Toni Bou, la leyenda del trial
Cualquier logro deportivo atesora el valor propio del esfuerzo y dedicación que exige a quien lo alcanza. Ser la referencia de forma puntual y mundial en cualquier especialidad eleva este mérito a cotas excepcionales. Marcar una época es algo ya reservado sólo a unos pocos. Y erigirse como el más grande de todos los tiempos se convierte en patrimonio de solo uno. Y en el trial tal consideración corresponde sin discusión a Toni Bou, el piloto con el palmarés más espectacular en una disciplina del motor en la que el factor humano sigue siendo el prioritario: no arrasa por tener la moto más competitiva, lo hace porque su nivel es inalcanzable para cualquiera de sus rivales, que son el resto de los mejores del planeta en lo suyo, conviene no olvidarlo.
Bou acumula 26 mundiales consecutivos, repartidos a partes iguales entre el tradicional al aire libre y el de pista cubierta. Es decir, nada menos que 12+1 años siendo el mejor, una realidad que puede normalizar lo excepcional, algo que se debe evitar. Seguir siendo el mejor requiere tanto compromiso que devaluar su entrega resultaría muy injusto. El catalán debe mantener la motivación, la forma física y la evolución técnica, un reto mucho más complejo de lo que parece ante su abrumadora superioridad. Diría que difícilmente nadie llegará a alcanzar su rendimiento, porque es tan extraordinario que imaginarlo entra en el terreno de la utopía.