No ha habido frase tan polémica en la natación española como la que pronunció hace ya varios años Fred Vergnoux, el entrenador de Mireia Belmonte desde que la badalonesa dio el salto a las medallas mundiales y olímpicas. "En España hay mil Mireias". Sacada de contexto, puede resultar una sentencia engañosa. Pero a lo que se refería el técnico francés es que con la tenacidad de Mireia se puede llegar lejos y que seguro que podían brotar más estrellas en España. Una de esas mil Mireias es Alba Vázquez, esta onubense de apenas 17 años que ha logrado incluso dar un paso más que la propia Mireia a su edad: no solo fue campeona mundial júnior sino que batió el récord de los 400 estilos. Una barbaridad. Los 4:38.53 valen un billete olímpico, su sueño.

Asus 29 años, Mireia afronta con seguridad los que serán sus últimos Juegos. Por detrás deben emerger una serie de nadadores con potencial para que la natación no pierda iconos y no retroceda unas décadas. Hugo González, Paula Juste, África Zamorano, Joan Lluis Pons y ahora Alba Vázquez son los candidatos. Los que la entrenan destacan su capacidad de esfuerzo y ambición. A su edad no tiene miedo en hablar de grandes retos ni descarta Tokio: también Mireia acudió a su edad a Pekín 2008. Pero a Alba le llega ahora el momento crítico, el paso de júnior a absoluto, ese camino por el alambre: debe ser más fuerte que nunca.