Anil Murthy controla el teléfono rojo

Anil Murthy aterrizó en Valencia en septiembre de 2017 sin que nadie en el club supiera explicar con qué fin. Se decía entonces, está claro que erróneamente, que venía sin más pretensiones que controlar la comunicación. Murthy siempre ha matizado que no conocía de antes a Peter Lim, cosa que me sorprende por el poder que el dueño le ha otorgado. Murthy, a fin de cuentas, no tenía más currículum futbolero que ser aficionado del West Ham (por influencia de su hermano) y su mayor mérito era saber castellano.

Anil Murthy se convirtió pocos meses después de su llegada en el 37º presidente de la historia del Valencia. Casi res porta el diari! Murthy, tipo afable en las distancias cortas, tiene maneras del chico asiático de Los Goonies, entre visionario, divertido y pusilánime. Murthy tiene el don del pasotismo, de hecho lo que le entra por un oído y no quiere escucharlo, le sale al instante por otro. Ni se altera ni se preocupa lo más mínimo por el qué dirán en Valencia. Tiene claro que al único que debe rendir cuentas es a Lim y está a 12.000 kilómetros.

Murthy tiene hoy más poder que ningún otro ejecutivo en el Valencia de Lim. Hasta ello ha llegado llevándose bien con Kim Koh y guardando a buen recaudo el teléfono rojo entre Mestalla y Singapur. En Juego de Tronos, Murthy llegaría a la última temporada: García Pitarch, Mateu Alemany... sin olvidar que entre medias también contribuyó a que Layhoon Chan regresara sin quererlo a Singapur. Ella, la presidenta, dijo: "Yo soy Peter Lim". Murthy sabe que él no lo es ni tan siquiera se le ocurriría pensarlo y menos decirlo. Sin embargo, el ejecutivo que llegó ‘solo’ para controlar la comunicación es hoy presidente, director general, director deportivo... y hasta experto en medicina. Lo malo no es solo que a día de hoy lo sea; lo peor es que se cree que puede serlo y la cosa puede ir para largo.