Ha tardado en aparecer pero da la sensación de que por fin el Hazard que conocíamos, tanto en el Chelsea como en la selección belga, comienza a entrar en escena. Una mezcla entre no encontrar un estado físico óptimo y no terminar de soltarse del todo con la camiseta blanca nos había impedido ver el juego habitual del extremo belga. Un fútbol basado en acaparar mucho balón, en conducir, en atraer rivales, en intentar el uno contra uno de manera constante e incluso el uno contra dos y buscar el disparo desde dichas situaciones. Debe tener la personalidad necesaria para querer ser también la estrella en el Real Madrid. Contra el Betis ha sido el partido donde le he visto tomando más riesgos y saliendo más exitoso de sus intentos de regate. El equipo necesita la mejor versión de Hazard, que sea capaz de desequilibrar y marcar diferencias.