La derrota del Barça ante el Levante sumada al empate del Atlético contra el Sevilla llevó al madridista feliz al Bernabéu. Era como haber ganado cinco puntos sin salir de casa, y recibir al Betis, tal como está, sonaba a ir a cobrar lotería. Pero no fue así. Otra vez decepción. No mayúscula, pero considerable. Poco juego, poco remate y en el arreón final, que no faltó, buenas intervenciones del meta Joel, que para eso está. Y eso que para esa fase última del partido le faltaba una lentilla, que perdió en un choque con Mendy. Se la intentó reponer en la banda pero se impacientó y renunció a hacerlo. Pues sin lentilla derecha hizo sus mejores paradas.

El caso es que el Madrid arrancó bien, tirando a muy bien. Presionando arriba y con un Hazard por fin brillante, a la altura de lo que se debe esperar del gran fichaje del verano. En la otra banda Rodrygo hacía sus cosillas. En medio, el Benzema brillante de esta temporada. El Betis se atoraba en la salida, con Bartra de improvisado medio centro, posición que no le prueba, en ausencia de William Carvalho. Pero Canales filtró cuatro o cinco salidas por la izquierda magnificas, y el buen arranque del Madrid se esfumó. Atacó peor y encima quedó la sensación de que el Betis llegaba arriba sin demasiado esfuerzo. El partido se niveló.

Y más o menos nivelado siguió hasta el final, cuando viendo la meta tan cerca Rubi hizo quizá lo que menos debía, apelotonar jugadores atrás, en lugar de tirar, por ejemplo, de Joaquín para dar más respiro al equipo. Zidane hizo lo contrario: apelotonarlos arriba, con Jovic y Sergio Ramos en el área. A esas alturas Hazard ya estaba cansado y Vinicius había entrado por Rodrygo. Vinicius atacó por la derecha mejor de lo que suele, pero sus descuidos para regresar cuando hacía falta enfurecieron a Zidane. La energía del apretón final se tradujo en sustos y en alguna parada de Joel, como ya está dicho, pero el gol no llegó. Una desilusión inesperada.