Una manita para creer
"Así, sí". Ese era el comentario general de la afición tras la manita al Leganés. El Madrid que espera y quiere la gente. Un equipo agresivo desde el arranque (en ocho minutos ya llevaba dos goles), un centro del campo fortificado y dinamizado con ese uruguayo que se ha ganado la titularidad con creces (El Pajarito es un gigante como las aves de Jurassic Park), una defensa sobria con un Courtois renacido (segundo partido seguido sin encajar un solo gol) y un ataque demoledor, con un Benzema en plan mago Houdini en torno al que giran ese Rodrygo Goes que nos va a dar grandes noches en el Bernabéu y con Jovic estrenando, por fin, su mochila realizadora. Señores, señoras, barrunto muy buenos tiempos para la lírica madridista.
El Pepinazo. Les puedo asegurar que en la triunfal e inolvidable primera etapa de Zidane en el banquilo del Bernabéu (esas tres Champions seguidas quedarán para la Eternidad), el peor día para el francés fue la noche del Pepinazo copero con el Leganés. Y eso que en aquel frío 28 de enero de 2018 el Madrid presentó un once de bastantes garantías. Aparte de los suplentes habituales Casilla, Achraf, Nacho, Theo, Marcos Llorente y Kovacic, jugaron dos medio titulares como Lucas Vázquez y Asensio, aparte de tres titularísimos para Zizou: Sergio Ramos, Isco y Benzema. Casi dos años después, en los blancos sólo repitieron de inicio dos futbolistas: Ramos y Karim.
Raúl & Rodrygo. Se han cumplido 25 años del debut de Raúl González Blanco, nuestro eterno capitán, el Señor de los Anillos y el Rey del Aguanís. Su estreno como titular en el Bernabéu se produjo en un inolvidable derbi ante el Atleti de D’Alesssandro. El Madrid de Valdano goleó a los vecinos, 4-2, con un gol imperial de Raúl a la escuadra. El canterano de San Cristóbal de los Ángeles tenía 17 años y 131 días. Rodrygo lo ha hecho con 18 años y 294 días. El brasileño no dejó mal a su ‘padre’ deportivo, con el que ya estuvo a sus órdenes hace un mes con el Castilla metiendo un golazo al Rayo Majadahonda. Eso sí, no seré yo el que ahora dé la espalda a Vinicius. Ya no va ni convocado. Zidane nunca creyó en él. Este talento por pulir necesita salir cedido en junio y regresar al Bernabéu con el Doctorado hecho. Los que ahora se burlan de él terminarán asumiendo su irreflexivo error.
La euforia de Bale. Dice el tal Barnett que su representado está “eufórico” en el Madrid y que no hay que hacer caso de los rumores sobre su futuro. Pues más vale que esa euforia la traslade el galés al campo, dado que ahora mismo Rodrygo le ha quitado el puesto. Hagan una encuesta en el Bernabéu y entenderán el lío en el que se puede meter Zizou si un día le dice Bale que ya no le duele (el galés funciona así, los médicos son transparentes en su diccionario de vida) y se pone a jugar por delante del joven talento brasileño. Habemus tema.
Va por ellos. Este triunfo va por buena gente como mis amigos Julio Zapata (de Murcia) y Paquito Girona (de Alicante). Y no me olvido de Agustín Lou Gálligo, un madridista irreductible y ejemplar que nos ha dejado para siempre, ni de mi compañero Ferran Zueras, que en O Grove (Pontevedra) me enseñó en el año 2000, en una concentración de la Selección de Camacho para preparar la Eurocopa de Holanda y Bélgica, lo que es ser buen compañero olvidándonos de colores y de prejuicios infantiles. Hasta siempre, amigos.