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OPINIÓN

Prado lo tiene muy claro

Sigue siendo un chico prudente, modesto y discreto, pero sus pensamientos y su confianza son ya los de todo un campeón del mundo.

Nunca deja de sorprenderme el proceso de maduración de los jóvenes deportistas de élite. Las exigencias de la competición al máximo nivel imprimen un ritmo a su evolución que dista claramente de la propia de cualquier otro chaval de su edad. Jorge Prado es un magnífico ejemplo de tal evidencia, en tan sólo un año ha crecido físicamente (se le ve más fuerte) pero sobre todo personalmente. Con dos títulos de MX2 ya bajo el brazo ahora tiene muy claro cuáles son sus objetivos, tanto en el corto como en el largo plazo. Sigue siendo un chico prudente, modesto y discreto, pero sus pensamientos y su confianza son ya los de todo un campeón del mundo, de esos que no están de paso sino que han llegado para quedarse.

En 2020 dará el salto a la categoría reina de esta durísima especialidad motociclista, lo que vendría a ser el MotoGP del motocross. Allí se citan los mejores pilotos del planeta, todos mayores que él y, en consecuencia, más curtidos en la gestión de demandas superiores. Sin embargo, Prado no parece en absoluto preocupado. Más bien lo contrario, se le ve tranquilo y confiado. Respeta y asuma la calidad de sus rivales en MXGP, desde luego, pero no me ha dado la sensación de sentirse amilanado por ello. Sabe que le espera un invierno de trabajo duro y tampoco le preocupa, desde niño ha vivido con esa presión de los desafíos mayúsculos. Lo mejor del asunto es que el tiempo juega de su parte, con 18 años puede tener de todo menos urgencias.