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Dembélé, de la paranoia al escándalo

Pues no. Lo de Dembélé, parafraseando a Valverde, no era “paranoia” de los periodistas. Como todo el Camp Nou intuyó, incluido todo el cuerpo técnico y médico del Barça de no mediar un caso de imposible negligencia, el ‘globetrotter’ francés, futbolista de espectaculares maniobras pero deficiente rendimiento competitivo en las dos temporadas que viste de azulgrana, se había ido tocado contra el Villarreal y vio desde el palco como sus esforzados compañeros firmaban en Getafe un triunfo parecidísimo a aquellos de entreguerras que logró a principios de la temporada 2017-18 tras la marcha de Neymar.

De Dembélé está casi todo dicho ya. En fútbol no se puede sentenciar y es un exceso decir en términos absolutos que es un caso perdido. Pero ha comprado todos los boletos para parecerlo. Sus famosas impuntualidades el primer año (y el segundo) y su flojo entendimiento del juego. Sus continuas lesiones que descubren una tremenda fragilidad en el bíceps femoral de su pierna izquierda. Su falta de profesionalidad para informar acerca de sus molestias físicas a los especialistas. Dembélé es un jugador que costó 105 millones de euros sin contar 40 en variables al que se ha decidido meter en una urna de cristal esperando que algún día salga del cascarón. Toda la protección que le faltó a Coutinho, que costó 120 más variables pero sobre el que pareció decidirse muy pronto que era un jugador frágil mentalmente. Al lado de Dembélé, Coutinho parece Sansón. Experiencia en las cuatro grandes ligas, campeón de la Copa América con Brasil, jugador con jerarquía, estrella y futbolista carismático en un club de leyenda como el Liverpool. Pero se tocó la oreja el día del Manchester y hubo que bajarle el pulgar por falta de personalidad en el staff directivo.

Sobre Dembélé se han escuchado ocurrencias del tipo “es mejor que Neymar” que no tienen sólo la propiedad intelectual de Bartomeu. Cada minuto que pasa resulta menos sorprendente que Suárez o Messi prefiriesen la continuidad de Coutinho por muy mal que estuviese a la de Dembélé y no sólo porque fuese su amigo. Lo de Dembélé, pues, empieza a pasar de paranoia a escándalo. No sólo no aporta nada a la cuenta del Barça. No sólo se lesiona. También arrastra a aquellos que intentan protegerlo como Valverde. De la paranoia al escándalo.