El instinto de supervivencia

Golpe duro. El Espanyol sacó su instinto de supervivencia, el que le ha sacado del pozo en los momentos agónicos de su historia, para jugar en Balaidos, coger aire y darle más crédito a su entrenador, que mutó la forma de jugar y sacó del armario las viejas tácticas, la de la defensa numantina (todos los jugadores defendieron en campo propio) y la del contraataque. El Espanyol de los bajitos, en este caso Vargas y Pedrosa, fue firme durante 94 minutos. Pero ese mismo instinto de supervivencia sacó el Celta para cazar un punto en el último suspiro. Sea como fuere, aunque la marcha se haga a trompicones y vestido con harapos, los pericos suman cinco puntos y recorren un camino aún incierto, al menos se mantienen en pie y en línea recta.

Cambios. A diferencia de Vitoria y Eibar, donde el Espanyol también salió con puntos, en esta ocasión el Celta apenas puso en apuros a un sólido equipo, que modificó su plan de juego para proteger más su portería y acabar con la sangría de goles que le había llevado a ser con nueve tantos el conjunto más goleado del campeonato. Apenas Dídac y Javi López se prodigaron en ataque, dejando los costados para la velocidad de Pedrosa y Wu Lei. El conjunto de Gallego sufrió menos en los contraataques, incluso llegó a acabar el partido con cuatro laterales, tres centrales y dos mediocentros de corte más defensivo, como Roca y Víctor Sánchez. Calleri, una isla. Pero a veces no basta solo con defenderse. Santi Mina firmó la frase.

Reacción. La charla del lunes tuvo su efecto, y aunque Gallego y la plantilla dejaron claro que la línea a seguir era la marcada al comienzo del curso, el partido de Balaidos dejó a un lado la creación por la reacción, intentando minimizar riesgos jugando más por las bandas que por el centro, replegando más que presionando. Más allá de los devaneos tácticos, el espíritu del Espanyol se recuperó en tiempo récord, con el alma que perdieron el domingo, revitalizados por ese 0-1 de Pedrosa que les llevó a ponerse por delante por primera vez este curso.

Individualidades. Al margen de la recuperación al menos espiritual del Espanyol, el duelo dejó algunas certezas individuales, como que Vargas marca diferencias, Calleri es un batallador o Pedrosa está llamado a ser un jugador vital en este Espanyol europeo, de defensa y galope. Pipa, que disfrutó de sus primeros minutos un año después de pertenecer a la primera plantilla, demostró que puede ser un recurso.

Incierto futuro. La magnitud del empate y la mejor cara es difícil de calcular. Puede ser una liberación, el comienzo de un camino que lleve al equipo a una regularidad y a un patrón de juego. Puede ser la consecuencia de la implicación de los jugadores. O una de arena como la de Eibar. El tiempo dirá cómo se interpreta este empate.