Kroos fue por fin Kroos


La semana de buenas noticias para el Madrid contagió a Kroos. Bajo el foco de la incertidumbre durante tanto tiempo, lejos de su mejor cara, el alemán emergió en un partido contradictorio a nivel general con demasiados errores individuales y escasa continuidad en el juego. Se multiplicó por todo el campo, ordenó la salida y se animó a aparecer en los metros finales. Fue el único futbolista que ofreció una pauta fija en un Madrid muy dependiente del talento ocasional y con pocas jugadas elaboradas en su guía ofensiva. Kroos se adjudicó toda la organización filtrándose entre líneas y buscando los lugares menos transitados para surtir de balones a sus compañeros. Se abrió, como de costumbre, entre Ramos y el lateral izquierdo para erigirse en el estandarte en la creación. El Madrid requiere de su competencia en la asociación para poder estirarse por dentro y no sólo por fuera. El diagrama de pases confirma su notable distribución: 16 entregas a Casemiro, 11 a Nacho y Vinicius, 7 a Lucas y Militao...

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Kroos también se afanó en los duelos y en el quite. Su habitual flojera defensiva -ocho recuperaciones- quedó desterrada ante Osasuna en las acciones de presión y en los balones divididos. Fue muy gráfica su anticipación sobre Robert Ibáñez en el gol de Vinicius. La lectura del lance le permitió imponerse y originar la ocasión. No se achicó en las disputas, una tendencia que muchas veces se le puede poner en el debe. Kroos se adueñó del encuentro y recordó al jugador de épocas pretéritas. Es un motivo para ilusión de Zidane.
Organizador

El bloque medio de Osasuna, menos agresivo que en otros partidos, favoreció a Kroos. Tuvo tiempo y espacio para dirigir la orquesta y ser la lanzadera del Madrid. Línea de pase abierta para el desmarque de Nacho.



