Toca mirar con mala leche al partido ante el Granada
La organización defensiva es indudable, pero la sala de máquinas no acaba de funcionar. Sandro y Guardiola apenas tienen incidencia en el juego porque no hay lanzadores que organicen. Incluso pienso que si salimos a estar sólidos y ordenados, San Emeterio hubiera dado más equilibro. Pero como no me gusta jugar a técnico, Sergio es el que elige y hay que entender sus razones.
El problema es que el Real Valladolid juega al ritmo que marca Míchel y eso se nota. Cuando el director de orquesta está fino, todo suena mejor, pero si pierde el compás , arrastra al resto. Demasiado juego horizontal y poca profundidad. Poca capacidad de salida ante presión del rival y eso provoca pérdidas y segundas, terceras y cuartas opciones de ataque al enemigo. Hasta que encuentra el hueco. Sí, por un detalle de jugador bisoño, pero que te cuesta un partido. Un punto de nueve invita a apretar los puños y mirar con mala leche al Granada.