Las tres líneas del Madrid
El bajonazo del Madrid en París tuvo muchos padrinos y una causa común. La errática distribución de espacios y la descoordinación colectiva le convirtieron en un equipo invisible y dividido y le hicieron fracasar en una misión que se transformó en una utopía. La distancia entre líneas allanó la faena del PSG. Bale, Benzema y Hazard no se inmiscuyeron como deberían en la sujeción del equipo, pero más grave resultó la falta de armonización entre la zaga y los tres centrocampistas. A la espalda de Casemiro, Kroos y James había un descubierto enorme que nunca taparon ni Varane ni Militao al quedarse demasiado retrasados. Icardi fue el gran beneficiado. El delantero argentino podía recibir de espaldas y descargar para Sarabia o Di María. Varane y Militao nunca anticiparon y recularon en exceso. El PSG siempre contaba con futbolistas liberados, tanto por dentro como por fuera, para progresar holgadamente. Bernat frecuentó los metros finales y Di María transitó como quería por todas las zonas delicadas.
No fue el único motivo del desplome del Madrid, aunque si uno no defiende bien resulta casi imposible atacar bien. El pulmón del PSG, con Gueye y Verratti -13 recuperaciones entre los dos- fantásticos en la presión, también ensució al conjunto de Zidane con el balón. Los atacantes o James siempre actuaban de espaldas, sin posibilidades de giro ni rapidez para jugar al primer toque, reducidos por las continuas pérdidas de la zaga -37 en total, con 14 de Carvajal- o de Casemiro. No encontró ningún atajo para despegarse de su campo. Los desvelos del Madrid en París fueron conocidos y por ahora no parece encontrar remiendo alguno. Sigue en el limbo.
Nadie sale a por Di María
La conducta contemplativa del Madrid quedó señalada en el 2-0. Di María recibe en la frontal entre cuatro jugadores sin que nadie le encime. Militao se queda enganchado en el área. Todo fue muy sencillo para el PSG.