Un Atlético confuso y vulnerable
No recordaba la última vez que veía al Atlético del Cholo tan sometido al rival. Da igual que hablemos de lo táctico, lo técnico o lo físico porque el ganador en las tres parcelas fue una imponente Rea Sociedad. Y da igual que se jugase con los violinistas de interiores que con el ancla Llorente, los rojiblancos hicieron coincidir ser irreconocibles en sus dos grandes virtudes, la intensidad y la fiabilidad.
Siempre con la sensación de que llegaban los jugadores de Imanol antes a cualquier rechace y sin saber tapar el juego interior de Odegaard y Oyarzabal, algo que era previsible. Llevamos solo cuatro partidos y es verdad que todavía vemos un equipo sin perfilar. El Cholo sigue buscando la manera con sus jugadores y dibujos para sacarle el mayor rendimiento, pero a día de hoy sigo sin familiarizarme con algo claro.
Hasta que no se demuestre lo contrario soy del Atlético del ancla en medio. Son muchas las herramientas que tiene esta temporada el técnico argentino como demostró tanto ante Getafe, Leganés, Eibar y Real Sociedad buscando caminos diferentes en busca de llevar el partido a lo que necesitan. En alguno de ellos por pegada, en otro por corazón el equipo acabó ganando, pero ante la Real Sociedad ver a Oblak haciendo tantos aspavientos, a Saúl hablando con un desbordado Lodi que sufre mucho defendiendo por su manera de perfilarse o el mismo Giménez en el túnel de vestuario en el descanso antes de salir, nos demostró un equipo confuso, y este Atlético de Madrid se nos convierte en vulnerable cuando le faltan sus dos grandes virtudes, cuando no tiene intensidad y seguridad en lo que hace.