El día que empezó todo

Por cuestiones de edad, yo no viví aquel momento pero lo tengo muy presente por cuanto me ha contado Tomás Díaz-Valdés, mi maestro de periodismo y una de las pocas personas que compartió ese día histórico con Ángel Nieto. Hace hoy 50 años que el piloto zamorano conquistó su primer título mundial de motociclismo, una gesta que supuso un punto de inflexión para este deporte en España y abrió la senda que nos ha llevado a la privilegiada situación de la que hoy disfrutamos. Quedaba mucho por hacer, sin duda, y Nieto siguió trabajando con la tenacidad que le caracterizaba pero los cimientos ya tenían la solidez necesaria para apuntalar su leyenda. Los éxitos se sucedieron y su carácter luchador derrumbó todas las barreras a las que siempre se enfrenta un precursor como él.

Es un día para el recuerdo y el orgullo, aunque también para cierta tristeza. Me hubiera encantado reunirnos estos días con Ángel para hablar de la efeméride, disfrutar de sus anécdotas, su pasión por el motociclismo, su sinceridad. El destino nos arrebató demasiado pronto a una figura irrepetible que conquistaba con esa personalidad tan arrolladora como entrañable. Creo que todos quienes tuvimos la fortuna de conocerle de cerca seguimos echándole mucho de menos, yo al menos le recuerdo con más frecuencia de la que hubiera podido imaginar. No es que nos viéramos tantísimo con anterioridad, pero sabíamos que siempre estábamos ahí. El consuelo que nos queda es un legado tan poderoso que jamás caerá en el olvido: el motociclismo español ha sido, es y será obra de Ángel Nieto.