Heroínas sin cromo

Me la encontré en el primer partido de la liga masculina, en la grada. El equipo femenino del Athletic Club iba a recibir un homenaje en el descanso y ella desfilaría en el centro del campo junto a sus compañeras. La saludé con una mezcla de alegría y orgullo. Alegría por verla; orgullo por poder considerarme su amigo. Ella me recibió con la sonrisa de siempre. Cuando le pregunté qué tal estaba, sin embargo, respondió con voz entrecortada. De sus ojos emergieron dos lágrimas imprevistas. Se había roto esa misma mañana, me dijo, quizá por forzar demasiado en el entreno. Con el tono con el que hablamos de la muerte de alguien cercano, reconoció que estaría fuera del campo durante unas semanas. Intenté animarla. Los días vuelan. Tómatelo como un pequeño descanso. Agradeció mis palabras, pero concluyó: Galder, tú no lo entiendes. No eres futbolista.

Volví a mi localidad, junto a mi hijo. El pequeño dijo: aita, esa es jugadora del Athletic, ¿verdad? Yo asentí mientras la observaba mirando el partido con el gesto de quien se muere de ganas de entrar a cada balón, de luchar cada disputa, de dejarse el alma corriendo tras la pelota. Sí, es jugadora, asentí. Y de las buenas.

Volví a pensar en ella cuando Panini anunció que este año no habrá cromos de la liga femenina. El director general de la compañía dijo que sacaron una colección del Mundial y nadie los compró. Pensé en ella, en mi amiga, leyendo la noticia antes de la sesión de recuperación. La imaginé cerrando el periódico como quien cierra la puerta de una casa llena de gritos para salir a jugar con amigos. La vi en el gimnasio, luchando contra el dolor para poder correr de nuevo lo antes posible.

Partido del Athletic femenino en San Mamés.

Para algunos, un futbolista es alguien que sale en los cromos y conduce un deportivo. Pero en realidad, futbolista es quien ama el juego; futbolista es quien llora el no poder jugar. Mi amiga se muere por volver al verde. Por eso nadie podrá, jamás, negarle esa condición.

Se suele decir que los verdaderos héroes no llevan capa. Las verdaderas futbolistas tampoco tienen cromos.