La noticia de la llamada de Lim a Murthy para que fuera urgentemente a Singapur puso a todo el valencianismo con las orejas tiesas. O bomba o falsa alarma. Y fue bomba, la bomba que había estado amenazando con explotar todo el verano. Marcelino, por los aires. Celades, a entrenar. El dueño del club no aguantó ni un segundo más al técnico. El pulso que le echó el asturiano a Lim en los últimos días del mercado sentenció al técnico. Parecía que era cuestión de que el balón no entrara en dos partidos para que el cambio de tercio en el banquillo se produjera. Pero Lim no esperó ni a eso. Ha hecho saltar todo por los aires a días de medirse al Barcelona y al Chelsea. Los últimos dos años exitosos del Valencia ya son historia. Marcelino ya no está y aunque Mateu Alemany de momento sigue, su situación está ahora, cada vez más, en entredicho.