Iñaki, el derbi lo jugamos todos

Alguien debería explicarle a Iñaki Williams que el derbi vasco no hace falta calentarlo, que ya viene caliente por sí sólo, porque es uno de los dos grandes clásicos que podemos vivir cada temporada en Euskadi. Partidos especiales que siempre se viven con especial intensidad entre los aficionados, porque una derrota o una victoria te cambia radicalmente tu estado de ánimo en los siguientes días: de ser el centro de las bromas de tus amigos de Bilbao pasas a vacilarles un tiempo, y eso siempre es divertido. Esa debe ser la rivalidad bien entendida en un derbi. A mí de hecho me encanta. No debe ir más allá. Y no tiene sentido echarle más leña al fuego, porque en la actualidad tenemos la piel tan sensible que eso sólo puede traer consecuencias no precisamente positivas.

Porque Iñaki, el derbi vasco lo jugamos todos. Y cuando digo todos me refiero a jugadores, entrenadores, directivos, trabajadores y aficionados. Y da igual de dónde sea uno u otro que el derbi se vive de la misma manera: con pasión y mucha ilusión. Y aquí no hay envidias por tener más o menos gente de casa, aquí hay envidias por ganar o perder el derbi, que eso sí que escuece. Por tener que ‘aguantar’ a los del otro lado de la A-8, más que nada. Nadie se acuerda después con cuantos jugadores de Lezama o Zubieta has ganado al eterno rival, lo que se recuerda es que se ganó o se perdió. Pero es que, además, lo bonito de los derbis vascos es que tanto en Real y Athletic siempre juegan mucha gente “de casa”. Y eso le da otro picante, porque esos jugadores ya se han enfrentado en otros clásicos en categorías inferiores, y llegan sabiendo muy bien lo que hay en juego. Este año ocurrirá lo mismo, porque amigo Iñaki, la plantilla actual de la Real tiene casi la misma “gente de casa” que la de la Real, así que revisa ese argumento. Luego cada uno puede decir lo que quiera, faltaría más, como que gusta pinchar al rival. Y eso fíjate sí que me gusta, porque es el espíritu con el que debe afrontarse este tipo de partidos. Porque, se pongan como se pongan, el de San Mamés no es un partido más, es un derbi vasco, con todo lo que ello conlleva, en San Sebastián y en Bilbao. Disfrutémoslo.