Carmelo Ezpeleta

He aprendido a recordar a Ángel Nieto sin pena

Me acuerdo bien de todo lo vivido hace dos años cuando se nos fue para siempre Ángel Nieto. Yo estaba en Finlandia el día anterior, viendo cómo iban las obras del circuito, y había hablado con Pablo Nieto. Al ver que iba mejor, estaba previsto que hiciéramos una rueda de prensa en Brno para explicar que estaba mejorando y agradecer todas las muestras de cariño recibidas. Sin embargo, antes de salir de Finlandia, Pablo me dijo en una primera llamada que todo iba peor y, en otra posterior, que ya había fallecido. Se me quedó grabado para siempre, porque se da la circunstancia de que Ángel y yo hablábamos mucho de Finlandia y de Imatra, que es justo donde me encontraba cuando me comunicaron la noticia. Es una tontería, pero a mí me impactó mucho la coincidencia.

Lo bueno de estos dos años es que he aprendido a acordarme de Ángel con cariño y no con pena. Pienso mucho en él, en lo que diría con tal o cual cosa, pero ahora lo hago con una sonrisa y no lamentando la mala suerte que tuvo. Me quedo con las vivencias bestiales que tuvimos o con cómo le conocí. Fue al construir Calafat. Le pedí que viniera y lo hizo. Allí tuvimos una comida en el chiringuito a la que también vino Busquets y le dijo que le echaba una carrera a dos vueltas. Él salió con una Derbi 80 y Busquets con una Honda de 1.000 pensando que lo arrasaría, pero aquello era un trasto y Ángel era Ángel, así que lo masacró. Además, siempre relaciono a Ibiza con él, recordando una cena increíble hace cinco años que tuvimos en un velero histórico. Era un genio y seguimos disfrutando de su legado.