Bostezo matinal en Kobe

El Barça se va de Japón con pocas certezas. Digamos que el asunto no es alarmante porque para eso está la pretemporada, pero de un equipo que vende marca y eslóganes y presume de casi mil millones de euros de presupuesto siempre se espera algo más. Y lo de Kobe fue un bostezo. Los dos partidos del Barça en la gira Rakuten han sido de una burocracia casi exasperante. El equipo no ha divertido y ha jugado algo pastoso. Como sus fichajes. Griezmann, correcto en el concepto, ha jugado bien al primer toque y ha hecho lo que estaba en el guion. Parece no querer molestar a nadie, y eso que todavía no han aparecido por aquí Messi y Suárez. Pero de un jugador de 120 millones de euros se espera desde el primer día que sea menos precavido y ataque con más vigor el gol. Lo mismo se podría decir de Frenkie de Jong, que cuesta 86 y si va a jugar de interior debe hacer algo más que recibir y tocar. Todavía, eso sí, es pronto para emitir juicios gruesos.

Al final, al Barça la alegría de la mañana se la dio Carles Pérez, un jugador bullicioso que alborota y que sin ser muy clarividente tiene el mejor valor del fútbol: un buen cañoncito en su pierna izquierda. Uno de los ejemplos que el club puso hace pocas fechas para prohibirse para siempre hacer más fichajes tipo Boateng. Si no viene nadie más en la parte de arriba, es posible que el canterano se haga un hueco en la primera plantilla.

Lo primero siempre debe ser la cantera. Porque el día menos pensado te puede salir un Iniesta. A más de uno le dio un ataque de melancolía viendo la primera parte de Andrés, un clínic de fútbol para canteranos como Riqui Puig y Collado que deben tener la paciencia y aprender el fútbol que este genio sigue derrochando por cada pasto que pisa.