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Veteranos, noveles y 100 millones en la grada

Zidane atendió al himno del Real Madrid y alineó en el primer partido de pretemporada a veteranos –28,6 años de promedio en el primer tiempo– y después a los noveles, varios de ellos sin cumplir los 20 años. En la grada, Bale, el jugador más caro (101 millones de euros) en la historia del club. El Bayern fue más equilibrado en estos asuntos y más astuto para explotar los defectos de los equipos que empiezan su largo recorrido. En todo momento, hasta en los ratos donde peor funcionó el Madrid, quedó claro que dispone de una potente colección de talento ofensivo, con talento desbordante y toda clase de recursos para generar ocasiones, pero durante todo el encuentro el equipo se declaró transparente en el capítulo defensivo. Y eso no tendrá fácil arreglo sin Casemiro como bombero permanente.

El caso Bale sobrevoló durante todo el encuentro, a la espera de una solución que requiere algo de prisa. No es fácil para el jugador, el entrenador y el equipo este tiempo de incertidumbre y conflicto, lo que menos necesita el Madrid en el periodo veraniego, donde tienen que prevalecer el optimismo y la armonía. El buen rollo, vamos. El club, que no Zidane, hizo una pésima apuesta por Bale después de la victoria en la final de Kiev y ahora le ha puesto la proa.

Zidane dijo en Houston que la situación del jugador galés no ha cambiado con respecto a la temporada anterior. No jugará, pero por medio hay una de las fichas más altas del mundo y el precio del traspaso. Hace un año, después de sus dos goles al Liverpool, Bale recuperó su valor en el mercado –el fútbol actual es muy sensible a las percepciones inmediatas– y hasta quizá superó la cota de los 100 millones. Fue una gloriosa y desperdiciada oportunidad para el traspaso, más aún después de la salida de Cristiano. Por ingenuidad, insensatez o terquedad, algunos pensaron que Bale repondría los goles del portugués y se erigiría en el líder del equipo. El error se manifiesta ahora. Bale se ha convertido en un problema en toda regla.

El puesto de Bale en la alineación lo ocupará Hazard, el único cambio en la alineación titular de ayer. Sabe latín con la pelota. Por lo demás, apenas colaborará en el capítulo defensivo, aunque eso ya se sabía. Los demás fueron rostros más que conocidos por el madridismo, con el peligro de revivir el empachado ambiente de la pasada temporada. La diferencia es que este año hay sangre joven en la plantilla, jugadores que sólo tienen una dificultad por delante: una edad casi juvenil y la enorme exigencia del club. No es un lugar para pacientes.

Lo que se vio. El encuentro fue veraniego hasta la médula, especialmente por el lado del Real Madrid. Una alineación en la primera parte y un cambio total en la segunda. Dispuso de más ocasiones que el Bayern –con Müller como falso delantero y Thiago como medio centro– y dejó brillantes detalles aquí y allá. Neuer, que se hizo famoso como portero-líbero en la época de Guardiola, desbarató en la raya de gol varios remates.

El aprovechamiento correspondió al Bayern. Traspasó las líneas defensivas del Madrid, si es que existieron, con una facilidad pasmosa. Llegó menos, pero liquidó el partido sin despeinarse, especialmente en el segundo tiempo, donde los jóvenes de Zidane mostraron una ternura comprensible. Les salvó Keylor Navas, que muy pronto invitará al debate de siempre: ¿Por qué tiene que demostrar más que nadie?

Con Kroos como medio centro, sin la menor presión de un equipo donde poca gente se esfuerza defensivamente, se confirmó la importancia de Casemiro. No tiene sustituto razonable por el momento.