¿Y por qué no Alaphilippe?
El día de descanso es momento de análisis y reflexión, de hacer cábalas con la clasificación en una mano y de plantear estrategias con el libro de ruta en la otra. Han pasado diez etapas del Tour de Francia y ya se pueden extraer algunas conclusiones, aunque ninguna definitiva porque todavía restan las jornadas decisivas: la contrarreloj, los Pirineos y los Alpes. Todos damos por hecho que Julian Alaphilippe perderá el maillot amarillo, aunque algunos nos llevamos preguntando desde el inicio: ‘¿Por qué no puede ganar el Tour?’. Hasta ahora le hemos visto atacar de lejos, dar la cara en la montaña y liderar los abanicos. Ha estado en todas las refriegas. La incógnita radica en saber cómo pasará la gran montaña de verdad, esos puertos de 2.000 metros de altitud que castigan las piernas y oprimen el pecho.
El Tour está donde tenía que estar para los dos máximos aspirantes, Geraint Thomas y Egan Bernal, que ocupan las dos siguientes plazas tras Alaphilippe. Aún juegan a tomar posiciones, porque los segunditos que arañó Thomas con su demarraje en los Vosgos son un estornudo en comparación con lo que falta. Más fuerte se ha mostrado Thibaut Pinot, pero el v iento le ha lastrado. El Movistar ha sacado cara y cruz. Si Nairo Quintana fuera el mismo ciclista que emergió en 2013, apostaríamos todo por él, pero últimamente le vemos poco resolutivo. Mikel Landa prometía espectáculo, que no hay que descartar aún, ahora que debe remontar. Y para finalizar tenemos algunos candidatos silenciosos que se han camuflado arriba: un debutante, Enric Mas, y dos top-5 de años anteriores, Steven Kruiswijk y Adam Yates.