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El camino del gol se llama hambre

Si el Barça reuniese finalmente a Neymar y Griezmann junto a Messi y Suárez metería un saco de goles. Lógico y obvio hablando de la identidad de estos cuatro jugadores, ya consagrados y testados. Pero les recuerdo que la edad media del cuarteto se acerca a los 30 años. Eso se llama cortoplacismo cargado de riesgos. Valverde debería montar un sistema ambicioso y divertido ante rivales de corte menor, pero suicida ante equipos con una estructura sólida y fuerte en el centro del campo.

Además, el Barça de estos años se ha acostumbrado a jugar en torno a Messi (normal), pero no parece que Neymar o Griezmann asumiesen fácilmente llegar al Camp Nou para ser simples actores secundarios. Sin embargo, el Madrid ha hecho una apuesta en la que compagina veteranos (Benzema, 31 años), cracks en edad perfecta de cocción (Hazard, 28) y noveles con buena pinta (Jovic, 21, y Vinicius, casi 19). El Madrid ha comprado futuro y esperanza. Y cuando hay talento y hambre es más fácil que todos ellos mejoren su ratio goleador. El póker que tendrá Zidane es menos rumboso a priori, pero me parece una apuesta más segura.

Además, esto del gol es como el sarampión, altamente contagioso. En un equipo con una dinámica positiva y donde todos reman en la misma dirección en una carrera de méritos y objetivos comunes, el gol acaba apareciendo. La temporada pasada, sólo Benzema supo salirse de la abulia emocional y futbolística de su equipo y por eso los goles llegaban con cuentagotas. Con la marcha de Cristiano, el club creyó erróneamente que Bale (14 en total), Asensio (6) y Mariano (4) iban a asumir ese rol y fue un desastre. Ahora será distinto...