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Hazard está hecho para todos los registros

Los partidos de Eden Hazard le señalan como un jugador para todas las ocasiones. Imparable como diseñador de los contragolpes del Chelsea que derrumbaron la resistencia del Arsenal en la final de la Europa League, la nueva estrella del Real Madrid mostró el otro lado de su repertorio en la victoria sobre Escocia, equipo que ha perdido casi todas sus señas de identidad. Los escoceses, que en los años 60 y 70 eran los más atrevidos y quizá los más brillantes del fútbol británico, se han achicado hasta convertirse en un equipo ultradefensivo, sin apenas recursos técnicos y con muy pocos jugadores interesantes. Es el precio que pagan por la pequeñez de su liga, menos sometida al imperio del Celtic que a los escasos recursos económicos que maneja. Puede que se mantenga la pasión por el fútbol, pero la regresión es evidente.

Escocia se acantonó en su área a la espera de la ofensiva de Bélgica, un país también pequeño cuyo fútbol también atravesó por problemas en los años 90 y en el comienzo de este siglo. A diferencia de los escoceses, los belgas encontraron un buen modelo de formación, evidenciado ahora por los hermanos Hazard, De Bruyne o Meunier, además del proceso de integración expresado por jugadores como Kompany, Lukaku, Witschel o Tilleman. De la mixtura ha surgido uno de los equipos más atractivos del panorama actual.

El cartel de Bélgica es tan importante que empieza a verse en situaciones muy parecidas a las de España: defensas numantinas, posesión aplastante, dificultades para encontrar rendijas, necesidad de paciencia para no caer en la desesperación y finalmente resultados casi siempre victoriosos. Más que defenderse, Escocia soportó con más fortuna que otra cosa el incesante ataque de la selección que dirige Roberto Martínez. Salió bien parada con los tres goles que recibió.

Quedó muy claro que Eden Hazard es la máxima autoridad en un equipo al que no le faltan excelentes futbolistas, incluido De Bruyne, uno los mejores centrocampistas del momento. Detectar a Hazard fue obligatorio por lo significa como jugador y por la particularidad de sus recursos. Si frente al Arsenal los aprovechó para destrozar a la defensa con la conducción, el pase y la llegada al área, todo a una velocidad de vértigo, contra los escoceses sobresalió para encontrar soluciones en una selva de piernas.

Mientras el resto de los jugadores sufrían para aclarar el tremendo tráfico en el área, Hazard rara vez se equivocó, sobre todo en algo que le distingue en esas situaciones: su naturalidad para filtrar con éxito pases cortos, de cuatro o cinco metros, en medio de un bosque de piernas. Es decir, la combinación de la astucia con una fenomenal precisión. Donde casi todos los jugadores se sintieron incómodos, y con razón, Hazard pareció igual de confortable que en los espacios abiertos.

Se sabe desde hace tiempo que no es precisamente un león defensivo, pero en dos partidos de características antagónicas Hazard ofreció una gama completa de las cualidades que le han convertido en uno de los cuatro o cinco mejores del mundo. Está hecho para todas las situaciones, algo que debería resaltar en el Real Madrid, donde el contragolpe se aprecia como en pocos lugares y donde el jugador belga tendrá que resolver muchas de las dificultades que el equipo no logra superar frente a rivales a la escocesa.