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Ramos se queda, bueno para el Madrid

El culebrón tuvo un desenlace rápido y feliz. Sergio Ramos se queda. No podía ser de otra manera. La marcha ahora del capitán del Real Madrid hubiese sido un suicidio deportivo y también un adiós agrio e injusto para un futbolista que ha marcado y seguirá marcando una época. El Madrid hubiera perdido mucho sin Ramos, igual que le ha sucedido esta temporada tras la dolorosa y mal calculada venta de Cristiano. En el mercado no hay ningún Sergio Ramos ahora mismo que pueda igualarle en calidad y liderazgo, por lo que hubiera sido absurdo acceder a sus irreflexivos deseos de marcharse gratis a China.

Admiro y quiero a Ramos como si fuese mi hermano pequeño, sé que se deja llevar por el corazón y que muchas veces sus impulsos le llevan a cometer errores. Me consta que su sueño y su deseo es retirarse en el Real Madrid, por lo que tenía claro que esta decisión era producto de un enfado provocado por los mensajes subliminales que le llegaban desde el club en los que ponían en duda su profesionalidad. Pero ya se sabe que las decisiones que se toman en caliente suelen ser erróneas, por lo que hay que celebrar que tanto el capitán como el presidente se hayan reunido para apagar un incendio absurdo e innecesario en el que todos hubiesen acabado abrasados.

Ahora que va a llegar Hazard y jóvenes con talento como Rodrygo, Jovic o Militao, es necesario que el nuevo y esperanzador proyecto del Real Madrid siga teniendo como gran referente en el vestuario y en el campo al Tarzán de Camas. El otro día me decía Mijatovic que no imaginaba un Madrid sin Ramos. Ni yo ni nadie que ame a este sagrado escudo. Este matrimonio debe ser indisoluble por más crisis que tenga. Ramos se queda, bueno para el Madrid.