Había algo peor que Liverpool

El Barça salió a jugar la final de Copa a descontar un título y se lo llevaron por delante. Los días de vino y rosas, los tiempos de abundancia, ya se han acabado en el Barça, que regaló de manera lamentable un título que le elevaba a la excelencia de la competición pero que despreció tanto como el poco interés que se había tomado la afición por el asunto después del desastre de Anfield. Tiempo de reflexión en el Barça, algo ofuscado con las últimas Champions del Madrid que no le han dejado disfrutar de esta última etapa crepuscular de jugadores de impresión que, ciertamente, en los últimos minutos se dejaron el alma, pero ya no les alcanzó para un empate agónico.

El Barça, decíamos, debe reflexionar. El plan Messi ya no es infalible. Desasistido, resultó casi grotesco ver a Rakitic y Vidal en las posiciones de delantero. Algo extraño dice del Barça que, dos Ligas consecutivas después, la sensación de la afición tenga que ver con el fracaso. Seguramente tenga un poco de injusto, pero es realmente cruel. Algo debe cambiar en un equipo que se está quedando sin otro argumento que no sea Messi. Y que el mismo Messi debe entender que ya no puede ser así. Es el momento de que algo cambie. El asunto es el qué, el cuándo y el cómo. Había algo peor que Liverpool para el Barça.