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El fútbol de las uñas pintadas

Amarga victoria

Ganó el Barça LaLiga. Fue un enorme esfuerzo, una escalada llena de escollos que apenas dejan huella en el currículum, porque a pesar de la mediocridad de algunos de sus partidos el resultado final fue a su favor. Perdió apenas, lo ganó casi todo. Pero el rasguño decisivo de Liverpool, como decía aquí ayer Alfredo Relaño, dejó maltrecha la hoja de servicios del año. Ahora tú te acercas a cualquiera y le enseñas el escudo del Barça y te hace burlas con Liverpool, como si sólo hubiera pasado Liverpool en la temporada. Pero así es la vida, y en el fútbol la vida es cruel porque depende de noventa minutos.

Las uñas pintadas

Vidas paralelas. El club de hombres cae en Liverpool y el de mujeres cae, en la competición mayor del fútbol femenino en Budapest. El Lyon le dejó un roto enorme a las jugadoras azulgrana. La superioridad francesa, la belleza de su juego, su perfección de artesanas de enorme veteranía, dejó a las barcelonistas al borde del KO desde los primeros minutos. Y cayeron en seguida. Como no había ya remedio, me fijé en algunas de las escenas, cuando las mujeres disputaban balones y sobresalían, de la imagen, las uñas pintadas. El fútbol ya tiene otra estética y es más bello. El estadio, lleno. La revolución es también estética.

Eurogesta

De las gestas, muy marcada la del Getafe. Merecida gesta que sus apasionados seguidores han llamado Eurogeta. Tienen mucho derecho a celebrarlo. El fútbol es, a veces, fútbol y dinero, pero cuando no hay dinero el entusiasmo es mejor para completar la ecuación. Y el Getafe es pobre, hace un fútbol sobresaliente y honrado y sus hinchas tienen derecho a celebrarlo como una gesta. Un escalón más arriba, el Valencia de Marcelino. Sufrió en el infierno y subió poco a poco a la gloria, gracias a la insistencia de este entrenador capaz de repartir el mérito ahora hasta con la directiva.

Aspas, Cazorla...

En ese infierno han habitado, desesperados, equipos que ahora se salvan, como el Valladolid, el Celta, el Villarreal… Dos jugadores selecciono entre los que se han salvado, Aspas, céltico héroe que prefirió la tierra que el dinero, y Cazorla, cuyo regreso al fútbol se hizo entre malos augurios; los venció, y ahora tiene el premio de la permanencia y el de la Selección de Luis Enrique. Estos son jugadores que mantienen la fe como parte de la vida. La fe de fútbol y la fe de dar en el campo hasta la última gota de sudor. El Valladolid hace honor al buen Ronaldo, presidente ejemplar, discreto. Un caballero.

Griezmann especula

Aparte de Aspas y unos cuantos, en el fútbol profesional sobresale la pasión de los aficionados. Los futbolistas de oficio y de beneficio hacen caja con su calidad, en su gran mayoría. Es evidente que Griezmann ha especulado con su creciente calidad; la puso en suerte hace un año, con la complicidad artística de Piqué, que rodó su impostura de La decisión, y ahora ha visto interrumpido su presunto rodaje de la segunda parte del filme. Y ha tenido que decir que, en efecto, se va. Para los atléticos (Cerezo al frente) será, como escribe Héctor Abad en su inmejorable libro, El olvido que seremos. Que llamen a Lo Celso. Es mejor.

La gesta de Pep

Guardiola perdió la guerra de la Champions y ahora tiene en Inglaterra la gloria de la FA Cup. Es curioso: Valverde perdió la guerra de la Champions, ganó la de LaLiga hace rato y podría ganar la Copa y está en cuestión como si su paso por la tierra hubiera sido una temporada en el infierno. El fútbol es así, y en España es eso: o ganas todo o eres el fracaso. El triunfo de Pep es una saludable noticia, porque es el triunfo del amor al fútbol por parte de uno que ha ayudado a cambiarlo hasta con palabras. Lector de poesía, seguro que ya ha leído If, de Rudyard Kipling. Sabe hacer ganar.

La frase

"Si tropiezas al triunfo, si llega tu derrota, /

 y a los dos impostores les tratas de igual forma..."

Del poema If de Rudyard Kipling, traducción de J. Miquelarena