¿Es posible convencer a Víctor?

Ahora que el Real Zaragoza está más cerca que nunca de lograr la permanencia llega acaso el momento de evaluar serenamente el papel y los méritos de Víctor Fernández en estos durísimos seis meses y de calibrar las posibles consecuencias de su aparentemente cantada marcha. El técnico aragonés fue el primero que en su presentación puso fecha de caducidad a su vinculación —"Acabaré la temporada –dijo en su presentación- y me iré a mi casa”—, y el mismo que hace unas semanas le anunció a Lalo Arantegui que podía empezar ya a buscar entrenador, pero su salida, si es que al final se confirma, va a dejar otra vez un vacío enorme en toda la entidad. Estos seis meses han supuesto un desgaste enorme para Víctor, que se encontró un panorama desolador y un equipo que se iba directo hacia el descenso, pero le sobran fuerzas, conocimientos y sentimiento para seguir en la brecha, y los máximos accionistas deberían hacer un último intento por convencerlo.

Eso sí, dándole la máxima influencia en la toma de decisiones —sin pretender pasar por delante de nadie— y más medios económicos para poder pelear de verdad por devolver al Real Zaragoza a Primera División. La temporada ha dejado otra vez muy claro que muy pocos entrenadores están capacitados para entrenar al Zaragoza y que cuanto más tiempo esté el Zaragoza en Segunda no estará más cerca de Primera, sino de Segunda B. Igual ya es tarde, pero contar con Víctor en el banquillo es una ventaja que nadie tendría la próxima campaña en Segunda.