Isco y la pereza interminable del Madrid

El Madrid se fue de Anoeta con el deshonor de no haber ganado ningún partido como visitante desde el regreso de Zidane. El extraordinario gol de Brahim sólo fue un espejismo en un equipo indolente, reacio a la competición y desdibujado a nivel táctico. Con once y con diez jugadores hizo todo para perder. Willian José se agigantó ante Vallejo y Nacho, Merino pudo con toda la medular madridista y Oyarzabal resultó un elemento inestable por su movilidad. Las vacaciones llegaron hace mucho tiempo al Madrid.
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El modo de encarar el partido con diez jugadores denunció su falta de actitud. Cuando un conjunto se ve castigado con el percance de actuar con un futbolista menos, acostumbra a apelar a la solidaridad colectiva y la agrupación de las líneas para salir airoso de la situación. El Madrid no sólo no hizo eso, sino que se partió por completo y quedó desabrigado ante el potencial ofensivo de la Real Sociedad. Isco, Asensio, Benzema y Brahim no se involucraron como debían en las tareas sin balón. La Real dispuso de amplios espacios para progresar de punta a punta del campo. Zidane tardó en sacar a Modric para dar algo de empaque al Madrid. La inacción de Isco no tenía razón de ser (13 pérdidas y apenas tres recuperaciones). Sin rival, con favores de Marcelo, Nacho o Courtois, los goles de la Real Sociedad llegaron como no podía ser de otra manera. El Madrid nunca tuvo vergüenza torera. Un mal que le ha perseguido toda la temporada.
Tres contra uno

Era el minuto 85' y la derrota parecía evidente, pero el Madrid no se puede permitir un repliegue de este tipo en el que tres atacantes de la Real Sociedad se midieron contra Casemiro.



