Diego Godín se va del Atético. El Faraón deja la pirámide del Dios Cholo. Se va emocionado y agradecido, como una leyenda que siempre tendrá la puerta abierta para regresar a su casa. La política implacable de renovar año a año cuando los jugadores entran en la treintena es el motivo principal de su marcha. El pasado verano hubo una negociación en la que el club casi se salta su norma, pero finalmente no se alcanzó un acuerdo y, desde enero, Godín era libre para elegir nuevo equipo. Y así ha hecho el uruguayo.

El debate sobre si el Atlético hace bien en dejar ir a uno de sus líderes es inevitable. Es cierto que el club va a fichar a jugadores a los que les dará más de una temporada de contrato superada la treintena, incluso puede ocurrir hasta con el sustituto de Godín. El debate es lógico y quizás el Atleti no hace bien dejando salir a Godín porque su baja será imposible de cubrir y el vacío que deja en el vestuario es muy grande. Lo que si hace bien el Atleti es despedir al ídolo Godín como lo hizo con Gabi y con el mito Fernando Torres. El Atleti es ya un ejemplo de saber despedir a sus leyendas. Detrás de Godín pueden salir Filipe Luis y Juanfran, si así lo deciden. Y también serán despedidos como merecen.

Simeone se ha desprendido de su núcleo duro. Con la marcha de Godín, igual que sucedió con Gabi, se queda sin uno de los que trasmitía su filosofía al resto del grupo, a uno de los lideres que convencía a los que iban llegando que si hacía falta tirarse por un precipicio después de correr media maratón, lo hicieran sin rechistar. Sin el Faraón, el Dios Cholo deberá encontrar nuevos proselitistas de su religión del partido a partido, de la cultura del esfuerzo y del nunca hay que rendirse. No es tarea fácil porque Godín era el mejor apóstol del cholismo.