Bienvenidos amigos blaugranas
Hoy se alcanzarán los 27 grados en las Rías Baixas, sin una sola nube en el cielo. Un día radiante en la conocida como 'Galifornia', una oportunidad inmejorable para hacer turismo disfrutando del mar, del marisco, del Albariño… Un paraíso para que los jugadores del Barcelona se relajen antes de poner rumbo al infierno que les espera en Liverpool. En Vigo incluso los madridistas quieren darle la bienvenida al flamante ganador de LaLiga. Si hace falta los 20.000 aficionados que hoy se van a dar cita en Balaídos están dispuestos a bajar al césped para sumarse al pasillo al campeón. Por supuesto, aquel enfado del presidente Mouriño, que entendía que La Masia le "robaba" las perlas de su cantera, ya ha caído en el olvido. Por muy cordial que sea el trato, en qué relación no hay siempre pequeños malentendidos. Fíjense hasta qué punto el Celta se ha entregado a esa amistad, que en su día le dio la oportunidad a una leyenda azulgrana como Stoichkov de dirigir a un equipo de Primera.
Tantos años de sintonía no merece la pena estropearlos en tan sólo 90 minutos. En juego van a estar tres puntos que para el simpatizante blaugrana no representan absolutamente nada y que para el celtiña, en cambio, tienen un valor incalculable. Aunque Valverde va a poner bastante de su parte, alineando a los jugadores menos habituales, la cruda realidad es que Aspas es el único pupilo de Escribá con nivel suficiente para ser titular en ese equipo 'B' del Barcelona. Sólo Dembélé ya costó más dinero que todos los fichajes del Celta en la última década. Por ese y otros motivos, los celtistas ejercen de buenos gallegos y andan con la mosca detrás de la oreja. Da igual que las casas de apuestas otorguen la condición de favoritos a los locales. Esta noche en Balaídos nadie espera un trámite.