La obligada precisión con y sin balón del Barcelona
Se reconocen en el Liverpool las señales de un equipo vitalista en todas las fases del juego. El ritmo alto y el volumen ofensivo son fortalezas vigentes que le permiten preocuparse de sí mismo más que por lo que hace el rival, aunque hoy puede ser distinto por Messi. Desde esa perspectiva, la postura táctica que elija Klopp será significativa. Si busca al Barça con una presión alta a riesgo de quedar descubierto en las transiciones (30 goles azulgranas a la contra) o espera replegado. Parece más seguro que establezca un sistema de ayudas entre Robertson, Wijnaldum, Fabinho y Henderson para bloquear a Messi.
La clave ‘Jordi Alba’
La obsesión lógica por disminuir la incidencia de Messi podría fortalecer al Liverpool por dentro, pero también le desnudaría en los costados. Contra el Oporto sufrió en el encuentro de vuelta por tener que afrontar los laterales situaciones de dos contra uno al llegar tarde la cobertura de los centrocampistas. Se abrirán espacios para las incorporaciones de Sergi Roberto y Jordi Alba, especialmente para el lateral izquierdo. Salah suele quedarse descolgado para protagonizar el contraataque posterior, mientras que la contribución defensiva de Mané es más intensa. La movilidad interior de Coutinho podría obligar a Alexander-Arnold a salir de su zona e invalidar a Henderson como factor corrector en la marca de Alba. La conexión identitaria con Messi sería mucho más sencilla.
El juego de las bandas
La noche apunta a la posición delicada de los laterales del Barcelona. La elección de cada aparición en ataque debe ser bien valorada, porque la réplica del Liverpool es letal a campo abierto con Salah, Firmino y Mané. Alexander-Arnold y Robertson completan su extraordinario potencial en los costados (63 acciones de ataque). Ofrecen continuidad y buenos centros laterales (siete por partido entre los dos). En las jugadas más elaboradas, Salah busca la diagonal o la pared en el área con Firmino.
La presión y las vigilancias
La activación tras pérdida y la colocación del Barcelona jugará un papel determinante en su empeño de desnaturalizar la salida fulgurante del Liverpool. Henderson, Fabinho y Wijnaldum son futbolistas competentes en el robo (más de veinte por partido) y con mayor capacidad física que los centrocampistas azulgranas. El Barcelona debe cuidar el balón y finalizar las jugadas para no verse demasiado comprometido. Lo poco que penó en Old Trafford respondió a pérdidas evitables. Asimismo, tiene que medir cuándo y dónde saltar sobre el rival una vez no disponga del balón. Esa primera presión puede marcar el signo del duelo. El Liverpool ha mejorado su inicio del juego con un Van Dijk muy solvente en el pase corto (91% de acierto). El cambio de lado a lado del holandés también es peligroso.
Contra un adversario como el Liverpool tan suelto en las contras, los de Valverde no pueden desatender las vigilancias defensivas en ningún caso. El sentido posicional de Busquets y el recorrido de Rakitic han de nivelar los huecos interiores y cubrir la espalda de uno de los laterales. Si Jordi Alba está adelantado, Sergi Roberto refrenará su ímpetu ofensivo para equilibrar y no dejar solos a Piqué y Lenglet ante dos o tres atacantes del Liverpool. Los centrales del Barcelona intentarán anticipar ante la amenaza visible que resulta la aceleración de Salah o Mané. El Barcelona mirará más que nunca a lo que haga sin balón.