Los cuatro centrocampistas ficticios de Zidane

Da igual el once y las circunstancias. El Madrid se ha abonado al desencanto durante toda la temporada. En Vallecas, ante el equipo más goleado de LaLiga junto al Levante (62 tantos en contra), apenas probó a Alberto, un portero de contrariedades. Zidane agitó la alineación y recuperó los cuatro centrocampistas que tantos réditos le dieron en el pasado. El cambio de nombres fueron Llorente y Ceballos en lugar de Casemiro e Isco. Zidane pretendió tener el control del partido a partir de la superioridad interior frente a los dos pivotes del Rayo (Uche y Mario Suárez). Sin embargo, la medular no existió. Ni en la creación, con Bale y Mariano aislados e ineficaces, ni en la destrucción (sólo 15 recuperaciones entre los cuatro). El distanciamiento entre líneas fue notable y el Rayo transitó con absoluta comodidad de punta a punta del campo.

Las intervenciones de Pozo, Bebé y Embarba por detrás de los interiores blancos resultó una constante que el Madrid nunca pudo enmendar. Tenían tiempo para recibir y girar. La decisión táctica de Zidane también dejó sin candado al Madrid en las bandas. El Rayo pudo progresar repitiéndose situaciones de lateral contra lateral como sucedió en la jugada del penalti final de Vallejo. Con Jémez siempre ha sido un equipo con vuelo por los costados, muy vertical y capacitado en el centro y en la correcta ocupación en las zonas de remate. No fue menos ante un rival que le facilitó y mucho la empresa y le dio una vida más en su objetivo de esquivar el descenso. El sonrojo del Madrid nunca acaba.

Postura incomprensible

Carvajal salta a por Álex Moreno en la línea del medio campo y después pierde la carrera con el lateral rayista, con mucho campo libre. Ceballos tampoco mordió a Mario Suárez para comprometer su desplazamiento de balón. Equipo mal colocado y apagado.