Brahim y la selección de Zidane
En un equipo de fútbol, como suele suceder en muchos negocios, se incurre habitualmente en un error durante el proceso de selección para un proyecto: escoger en función de la edad y no seleccionar midiendo el talento. Porque el talento es el elemento diferencial del individuo, la habilidad para no desempeñar una función como el resto, sino de manera virtuosa. La capacidad para ser distinto, en definitiva. Y tanto este fútbol, como esta sociedad, necesita personas con talento. Como Brahim Díaz.
Aunque contra el Athletic ya dejó señales de su habilidad, fue frente al Getafe cuando sacó gran parte de su muestrario: ‘ruletas’, espuelas, sombreros, caños, juego eléctrico y asociativo... Una exhibición de condiciones que, a mi juicio, adquiere mayor relevancia debido al momento por el que transita este Madrid y al rival que tenía enfrente (los equipos de Bordalás no dejan espacio para el respiro). Es habitual que cuando un equipo atraviesa un periodo de depresión la mayoría de los jugadores acaban siendo arrastrados. Ya saben, el entorno condiciona y, cuando este es adverso, afecta incluso a la autoestima. Pero el malagueño demostró que está por encima de cualquier condición ambiental. Fichado este enero por 15 millones, fue ignorado por Solari (sólo le dio 24 minutos) y cuando Zidane le ha dado la oportunidad ha derrochado confianza, seguridad y talento, ese factor X que hace que los equipos no sean un laboratorio de clones.
Por eso, a un servidor le sorprende que la mayoría de comentarios que aparecieron después del partido del Coliseum señalaran a la conveniencia de una cesión de Brahim "para coger minutos" y cuajarse a primer nivel. El club, en principio, también maneja esa idea. Es cierto que el Real Madrid no te permite días malos (salvo que seas Bale), pero también lo es que entrenarse con los mejores y ‘sufrir’ la exigencia de este club le haría crecer mucho más que cualquier cesión. Soy partidario de que el malagueño se quede y forme parte del próximo Madrid junto con Vinicius. ¿Se acuerdan de que cuando el brasileño llegó se puso sobre la mesa la opción de que saliera cedido? ¿Siguen pensando que sería una buena opción verle foguearse en otro Primera en vez de levantar al Bernabéu con su descaro y personalidad? Recuerden, tiene 18 años. Brahim, 19.
No se equivoquen. No propongo que el proyecto de la próxima temporada descanse sobre los hombros de estos dos jóvenes. Opino que su presencia junto a jugadores como Hazard, Eriksen (o Pogba), Asensio, Modric o Benzema dotaría a la plantilla de recursos que están en peligro de extinción y sin duda la fortalecería. Eso sí, Zidane debe tener en sus decisiones el mismo atrevimiento que tanto Vinicius como Brahim lucen sobre el campo y darles poco a poco espacio. Ojalá el francés, uno de los jugadores que más calidad ha atesorado en su potente cuerpo, seleccione en función del talento, no de la edad, y se atreva con Brahim.