LaLiga y las distintas competiciones que la acompañan revelan constelaciones que, como ocurre en el caso de Aleñá, se acercan al primer plano. Es ya una estrella, su gol ante el Alavés fue decisivo para adelantarle al Barça su celebración definitiva. Don Luis Suárez consagró en 'Carrusel' a Aleñá el día en que Dembélé le pasó la alternativa a Messi y Coutinho enseñó que se quiere quedar en el equipo que más ha pagado por su servicio. Aleñá es, por fin, un ingreso de La Masia en el equipo grande. Le ha costado generar su propia identidad, pero don Luis le ha creado un sitio en ese olimpo. Y don Luis nunca habla por hablar.

Coutinho ha ido de menos a más. No ha encontrado en el público azulgrana sino silencio o reproche. La desembocadura de este desencuentro fue aquel desentendimiento de los aplausos cuando marcó un gol impresionante ante el Manchester United en la vuelta de los cuartos de final de la Champions. En lugar de ahondar en su depresión, el jugador brasileño se ha dedicado a rectificar su desidia. Se quiere quedar en el Barcelona la próxima temporada, merece levantar la copa de LaLiga. Y merece recoger también esa copa bonita que persigue su amigo Lionel Messi. Y Aleñá también se está mereciendo esos honores.