Una gran oportunidad perdida

Rochina, la pesadilla del Espanyol en su etapa en el Barcelona de fútbol base, volvió a amargarle la vida al equipo blanquiazul, este mediodía de amarillo, para los supersticiosos el causante de la mala suerte de la invernal mañana en el Ciutat de València. Porque el equipo de Rubi hizo méritos suficientes para llevarse el premio gordo. Marcó dos goles, otro que le anuló el VAR por una mano involuntaria (pero mano) de Marc Roca, un remate al palo de Hernán y también Hermoso vio como Aitor Fernández le sacaba en dos ocasiones un gol cantado. El Levante apenas creó, pero le bastaron las primitivas ideas del balón parado para marcar el primero y, posteriormente, una pérdida de Darder para convertir una jugada intrascendente en un gol salvador. Dónde no llega el juego lo hace la estrategia, tan válida e imprevisible como cualquier otra: el 1-2 de Marc Roca llega después de un córner mal ejecutado que Víctor Sánchez lo devuelve al área.

El resultado deja al Espanyol tal y como está, a dos peldaños de Europa y alejado de forma definitiva de la zona de descenso. El equipo mantiene su racha fuera de casa pero no es capaz de dar ese salto, muriendo en la orilla en esos partidos limítrofes. Los últimos 10 minutos de partido fueron entretenidos, con un Espanyol volcado en la portería granota y un heroico Levante que, con diez, creó contraataques que estuvieron a un tris de ser gol. El Espanyol ha recuperado su fervor competitivo y ha vuelto a ser un equipo difícil de batir, pero blando o ingenuo en determinadas acciones defensivas. Una oportunidad perdida.