Un título o comer cada día
El Valencia pasó el trámite europeo y se planta en semifinales de la Europa League. Está a un sólo paso de jugar su segunda final de la temporada, algo que si alguien lo cuenta en enero le habrían tomado por loco. El rival será el Arsenal, el mismo de la final de la Recopa del 80, el mismo que se cruzó en el camino che (cuartos de final) en la Champions de 2001, aquella que acabó con las lágrimas de Cañizares en Milán, tras caer en penaltis ante el Bayern. El caso es que serán dos partidazos, el primero en Londres, el definitivo en Mestalla.
No lo ha sido el de esta noche ante el Villarreal. Con todo decidido y bajo un fuerte aguacero, el Valencia pronto acabó de encarrilar el pase y homenajeó a los 26.000 valientes que desafiaron una densa lluvia para ver clasificar a su equipo. Muchos de ellos han sido agraciados esta mañana (o ayer) con una entrada para la final de Copa. Y sueñan con un título (hay dos opciones) en el año del Centenario.
Sin embargo, lo que ahora ocupa y preocupa a Marcelino es meterse en Champions. Los títulos quedan para la historia sí. Pero hay que comer todos los días. Y esa comida para el Valencia es jugar la Champions. Lim está en Valencia para recordarlo, entre otras cosas. Y la primera vía para lograrlo es LaLiga. En siete días, el Valencia se juega el ser o no ser. En el Villamarín, Metropolitano y Mestalla (ante el Eibar) están nueve puntos vitales. Será seguir soñando o dejar ya una vía muerta. Hasta después de todo esto, el Arsenal no existe.