Sobre Diego Costa y los siete de once

La expulsión de Diego Costa estaba ayer en todas las tertulias, quizá por lo que significó en un partido al que muchos nos agarrábamos como a un clavo ardiendo para sentir que aún había Liga. Y porque el Atlético estaba jugando bien, con atrevimiento inusual, ante un Barça menos ambicioso, quizá porque el empate le valía. En esas llegó la escena, que ha dividido a los atléticos de mi entorno en dos: están los que juzgan intolerable la actitud de su delantero y están los que consideran la expulsión un atropello. Y ponen la luz no en la jugada en sí, sino en los precedentes: siete expulsiones ante el Barça en los últimos once partidos.

Pero esa cuenta no la llevaba el árbitro del sábado. Esas cuentas las llevan los aficionados, cada cual las de sus equipos, y pesan en su opinión y en su emoción, pero no suponen un paliativo para un caso como el de Diego Costa, que hizo algo imposible de disculpar y de disimular, por la estrepitosa forma de encararse con el árbitro. Hay quien ha pretendido abrirle la puerta de explicar que dijo “Me cago en mi puta madre”, en lugar de “...en tu puta madre”, expresión que a veces se escucha de alguien que maldice su mala suerte. Pero no ha colado. Había muchos testigos alrededor y una cuestión así no hubiera pasado inadvertida.

Eso sí, surge mucho la comparación con Luis Suárez, cuyas increpaciones a los árbitros y linieres son frecuentísimas, y rarísima vez castigadas. ¿Qué les dice? Eso nos quedamos sin saberlo, pero sí circula la fuerte idea de que este jugador tiene una inmunidad de la que no gozan otros, y en un caso como el de Diego Costa salta a relucir, como ha saltado ese siete de once que recordó antes que nadie Koke. Pero más significativo es el dato global de las diez últimas ligas, incluida esta, que aporto aquí: al Barça le han expulsado 25 jugadores, y a sus rivales, 65. En el caso del Atlético, esos números son 44 y 47. En el del Madrid, 44 y 56. Números fríos.