Cristiano: un año de la chilena perfecta

Fue hace justo un año. Sí. El 3 de abril de 2018 el mundo entero se quedó impactado ante la obra de arte que acababa de contemplar. Cristiano Ronaldo, el mejor futbolista que hayan visto mis ojos en mis 53 años de existencia, se elevó al cielo de Turín para ejecutar la chilena perfecta. La Juventus se quedó helada, anonadada, sin capacidad de respuesta. Esa obra de arte fue ejecutada con la perfección geométrica de un arquitecto y la contundencia de un gladiador romano. Se elevó desde el suelo casi tres metros para impactar la pelota allá arriba, en lo más alto, colocando el balón junto al palo de un desconcertado Buffon. El legendario portero italiano sólo pudo seguir el balón con la mirada. Me consta que aplaudió por dentro. Que te metan un gol así también te hace a ti entrar en la historia. Lo mejor llegó con la reacción espontánea de los tifosi. 40.000 bianconeri empezaron a aplaudir a rabiar, entregados a su maravilloso verdugo. Sin saberlo, en ese momento estaban fichando al crack portugués. Cristiano, más emocional y sensible de lo que muchos creen, se sintió tan honrado por ese gesto que a partir de ahí creció en su cabeza la idea de poder salir del Madrid rumbo a la Juve...

Un año después, rindo pleitesía al máximo goleador de la sagrada historia del Real Madrid. 450 goles, cuatro Chanmpions y cuatro Balones de Oro (todo con la camiseta blanca) le contemplan. Siempre le recordaré con orgullo, admiración y cariño. Dejó un legado impagable que va más allá de los números: el orgullo de defender con fiereza y compromiso la camiseta del Real Madrid. Cristiano, el Bernabéu siempre será tu casa. Vuelve pronto, máquina.