"No fue nuestro día", decía un apesadumbrado Charles Leclerc tras perder una victoria segura en Bahréin por un problema técnico en su Ferrari. El conductor del otro monoplaza de Maranello también había perdido antes sus opciones de triunfo en Sakhir por errores propios. Ferrari falló en Australia y lo ha vuelto a hacer en la segunda cita de la temporada. Habrá gente que se agarre a que al menos la imagen entre un gran premio y otro son antagónicas. Cierto, pero el resultado es el mismo y en el deporte profesional las victorias morales tienen escaso valor real aunque sirvan para esconder algunas miserias y problemas.