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LA PIZARRA TÁCTICA

El reajuste táctico de Francisco en el Huesca

Los tres centrales han fortalecido al Huesca. Posibles espacios para Benzema e Isco si Moi, Yangel o Rivera saltan.

La percepción de estar en plena pretemporada que prevalece en el Madrid, enfatizada por la revolución en la convocatoria de Zidane, difiere con el aire de final que tiene la cita para el Huesca en su objetivo de reposicionarse en la lucha por la salvación. Las dos derrotas consecutivas ante Getafe (2-1) y Alavés (1-3) desinflaron la reacción altoaragonesa, pero no contuvieron las sensación de equipo difícil de batir que ha dejado durante toda la segunda vuelta. El mercado invernal y el reajuste de Francisco a partir de los tres centrales y dos carrileros fortalecieron el tejido defensivo del Huesca, mejorado también por la apuesta de Santamaría en la portería. Se corrigieron, en parte, algunos de los problemas que consumían al equipo, pero no todos. Sigue sin gobernar su área como debería, se descompone en algunas situaciones de presión de los centrocampistas y está muy castigado por errores individuales de distinto tipo (pérdidas en la salida, descuidos en las vigilancias, penaltis evitables...) como los de Ferreiro o Javi Galán en la salida ante el Getafe.

El Huesca ha encajado 30 goles en ataques posicionales por esta indolencia. Le cuesta encarar el juego entre líneas de los rivales, desamparado a la espalda de Yangel, Moi Gómez y Rivera. Es esta una opción para el lucimiento de Benzema e Isco. Tampoco la superpoblación defensiva con los tres centrales ha acabado con sus apuros para protegerse en los envíos laterales. No fijan bien las marcas y desatienden los desmarques de los delanteros. Bale puede aprovecharse si pisa área con frecuencia. Sin embargo, Francisco ha demostrado su inteligencia táctica para intentar contrarrestar estos defectos y adaptarse a cada partido. Lo hizo ante el Alavés, pese al tropiezo definitivo en un encuentro marcado por los detalles. Francisco utilizó un sistema híbrido por el miedo que tenía a las bandas de los de Abelardo. Formó con una zaga de cuatro en muchos momentos si al bloque no le daba tiempo a replegar por completo. Diéguez ocupaba el lateral izquierdo en lugar de actuar como tercer central. Si Ferreiro llegaba a bajar, Diéguez se agrupaba con Pulido y Mantovani en el centro. Fue una muestra del criterio de Francisco.

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La rehabilitación del Huesca se propaga al aspecto ofensivo. La llegada de Enric Gallego ha verticalizado su fútbol. Es continua la búsqueda en largo al delantero (18 disputas por alto en cada partido) para la prolongación o avanzar desde la segunda jugada después de hacerse con el rechace (66 de media). Con esta estrategia, el Huesca se salta los pasos iniciales en la construcción y limita sus pérdidas. Parece seguro que Gallego se emparejará con Nacho para obtener réditos de los 10 centímetros que saca al central blanco. Pulido, que apunta a figurar como carrilero derecho en el Bernabéu, posee buen pie en los pases en largo. La filosofía directa del Huesca se completa con su pujanza en el balón parado (12 goles), un ritmo muy alto y la acumulación de efectivos como Rivera o ‘Chimy’ Ávila, cuya posible rotación hoy no parece aconsejable, en zonas cercanas a la finalización. En el Bernabéu tendrá que sobreponerse a la ausencia del sancionado Ferreiro, clave en el ataque (11 pases al área y siete centros por partido). Aunque al Huesca ya no le quedan tiempo para las excusas.

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La pierna izquierda de Ávila

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Peligro del Huesca por los disparos de media y larga distancia de Ávila. El argentino no se lo piensa y remata con potencia y colocación si no está bien encimado por el rival. Gran golpeo de zurda. Ya ha marcado al Girona y al Athletic de esta forma.